Presa y esclava de una soledad insatisfecha espiando por la llegada de esa mirada
tan llena de misterio que le calma toda ansia por vislumbrar locuras y le sacia
diferentes deseos, una humana tan dudosa de vivir en este mundo lleno de llanto.
Su mirada aun no cruzaba las entrañables montañas para llegar al encuentro, y es
entonces cuando cubre de amargura esa larga noche en la que sus brazos no
llegan tenues a hacerle saborear el vibrante nerviosismo que le causaba, ese
que ligeramente sentía con solo una mirada, nerviosismo que parecía llenar de
vida animal su cuerpo, como mariposas volando dentro, sin rumbo tal que pudiera
liberarlas; mariposas que carecían de vida finita, aun vivientes dentro de ella
y que despertaban a volar ansiosas cada que una ojeada profunda hacia las
estrellas le recordaba el brillo dibujado en esa mirada, cada que un cerrar de
ojos le traía a su tan descabezado pensamiento el sabor de esos dulces labios,
cada que al soñar recordaba a ese ser mitológico. Por fortuna entonces existen
las estrellas para desbordar con ellas pensamientos libres de prejuicio que la
hacían suspirar por ese corazón aun desatado y cabalmente lejos de ser atrapado
por esa desorientada flecha que uniría sus miradas aún a lo lejos, corazón
libre de ser tocado y entrañado. Sutil continúa en soledad esa chica…
No hay comentarios:
Publicar un comentario